PRÓXIMA COMIDA

De momento, sin previsión :·(

Por favor, animaros y me decís quién y cuándo organiza la próxima comida.













31-12-2014 - Nochevieja 2014
Bogavantes sin Fronteras

Este 31 de Diciembre, en un hito sin precedentes en estos 5 años de Bogavante, hemos celebrado nuestra primera comida en territorio "extra-trabuqueño". Concretamente, ha sido en el Rosario. Sí, ya sé que para nosotros no parece un lugar muy lejano, ni muy exótico, pero marca un punto de inflexión en nuestra historia que nos presenta un apasionante abanico de posibilidades. ¿Quién te dice que dentro de un año no organizamos otra comida en... Archidona, por ejemplo?
Además, este año hemos alquilado un cortijo para poder dormir allí y almorzar el 31 y el 1. Así aprovechamos más tiempo y los niños pueden jugar todo el día y dormirse cuando están cansados sin que tengamos que volvernos a casa. (También ha influido, que no nos lo alquilaban sólo para la cena). Lo cierto es que el cortijo estaba superchulo y muy cerca del Rosario. Y aunque se llevó buena parte del presupuesto, lo hemos disfrutado y no le faltaba un detalle. Y eso que la cosa de torció y estuvo a punto de cancelarse cuando el día 28, Tote nos dijo que al dueño del cortijo se le había presentado familia de visita y no nos lo podía alquilar. Afortunadamente fue solo una inocentada. Ufff... falsa alarma.
Pero no queda ahí la cosa, también hemos estrenado un sistema de organización distribuida, vía wasap, consistente en consultas de alguno y respuestas de cualquiera, con incontables hilos de conversación entremezclados y asíncronos, que ha resultado ser un éxito. Yo creo que puliéndolo un poco y sistematizándolo se lo podríamos vender a la NASA. Os parecerá una tontería, pero hay metodologías de gestión, como PMP o ITIL, que por recomendar cómo se debe organizar un proyecto para que salga bien, han montado un tinglado que mueve muchos millones de euros entre libros, exámenes de certificación, cursos, etc.
Pero volviendo a nuestro negocio, la principal novedad ha sido otra. Ya sabéis que dicen que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. Por ejemplo, si unos señores se tomas unas copas, se vienen arriba y dicen: "Esta nochevieja cocinamos nosotros" (los hombres), pues luego toca dar del callo. Joder, ¿es que no aprendemos? Si ya lo hicimos en 2010. Pero nada, nos echamos pa'lante y hubo que apechugar. Lo peor es la impotencia de no haber estado allí ese día para poder reconducir la decisión. Pasa como en las reuniones de comunidad, que sin estar presente, ni comerlo ni beberlo, se vota pintar la fachada de rosa y te tienes que aguantar. Bueno, al final no fue para tanto porque, como suele decirse, "no somos machos, pero somos muchos". Y como todo el mundo echa una mano y hace lo que puede, la cosa sale adelante sin tener que "encadenar" a nadie a los fogones. La verdad es que mereció la pena por ver las caras de felicidad de nuestras señoras echándose por una vez una cañita tranquilas y sentadas al solecito que sabía a gloria.
Yendo al tema de la manduca, el 31 a medido día, Gerardo se destapó con unos huevos (a la pelea) con papas. Él tenía antojo y, para regocijo de todos, se ofreció a prepararlos. Como fuimos llegando poco a poco y organizándonos, se nos hizo bastante tarde (más de lo habitual, que ya es decir). Así que la Rubia y yo nos fuimos para la II San Silvestre Trabuqueña sin poder hacerle justicia al asado que iba preparando Diego en la barbacoa. Menos mal que el jamón era sólo cortarlo y echarlo al plato y pudimos ingerir las calorías suficientes para terminar la carrera (aunque llegué el último). No sé, quizá me sobró el último bocadillo de jamón. O tal vez habría sido mejor irnos a correr de noche por los carriles, como sugería (e hizo) Josema.
En fin, por la noche cenamos 12 parejas e incontables niños (algunas ya no tan niñas, hasta con novio). Comenzamos con unos canapés, queso, jamón, tortilla de patatas y una ensalada tropical. Luego una ollita de arroz con bogavante, para hacer honor al nombre del grupo. Y de postre, flan de turrón y tarta de queso. Hay que reconocer que sí que tuvimos un poco de ayuda de las señoras. Si no fuera por ellas, nos habríamos quedado sin postres, sin sopita y macarrones para los niños y esas cosas. Pero vaya, que creo que ya va siendo hora de que los niños se pasen a comer cachos de carne, chivo, marisco y lo que se tercie. ¡Mira Leonor que bien enseñada está que se come las "bambas" divinamente, con lo chiquita que es! Y al arroz con bogavante tampoco le pusieron pegas, y terminamos rebañando una olla que al ponerla en la mesa nos parecía enorme.
Luego nos metimos los cuarenta y tantos en la cocina, para ver las campanadas en una tele de 14 pulgadas. Por suerte, no pusimos Canal Sur y, al menos, se escuchaba. Aunque con el follón que había en la cocina, tampoco habría pasado nada. Luego besitos, brindis y ¡fiestuqui! Como nos ahorramos la pasta de alquilar un equipo de música, lo que teníamos sonaba poco en ese local tan grande y con tanta gente. Pero temo tener que desengañar a los DJs: no es que no bailáramos porque no se escuchaba sino porque estamos mayores y pasamos. Este año en la cena de empresa echamos un rato de baile y ya ni me acordaba de la última vez.
También nos ahorramos el cotillón porque lo fuimos dejando y el 31 ya no quedaban en el Trabuco. Son los pequeños contratiempos de la organización distribuida vía wasap. Esas pequeñas menudencias. Que el aceite para freír las papas lo trae el que llega a las 4, que el cotillón fuimos a buscarlo el 31 por la tarde, que no se acabó de cuadrar el menú... Por suerte, el whisky no faltó y por la mañana se agradeció no tener que barrer todos esos confetis. Personalmente, yo creo que para no habernos juntado a organizarlo y el montón de gente que estuvimos yendo y viniendo, fue un rotundo éxito.
Y como todo lo bueno se acaba, nosotros nos fuimos para el Trabuco sobre las 3 de la mañana, cuando mi coche marcaba 5 bajo cero. Así que a Eva le tocó rascar el hielo del cristal antes de arrancar. Si la nochevieja de 2011 fue "El año del dragón de agua" en justicia esta debería haber sido la del chivo frito, por el almuerzo del día 1. ¡Qué coraje tan grande habérmelo perdido!, pero (de momento) no se puede estar en dos sitios a la vez.
Como canta Lucho Gatica en una de mis canciones favoritas (el bolero La barca): "dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón". Esta nochevieja nos hemos juntado de nuevo y a pesar del tiempo y la distancia, nadie se había olvidado de nadie. Sin duda, los que más tiempo llevábamos sin ver son Diego y Karina y Martina y Mateo. ¡Dos años en Argentina! Así que, en honor a ellos y a la tierra saurseeña, que tan calurosamente nos ha acogido (entiéndase en su sentido figurado, claro, en el meteorológico estuvo como era de esperar en esta zona en esta época del año), he decidido titular la entrada "Bogavantes sin Fronteras".

Un día estupendo y, para cerrar, me quedo con la frase de despedida de Tote en el grupo de wasap:
"Memorable fin de año. A pesar de los años, no me canso de estar con vosotros".

No te preocupes Tote, tampoco tienes tantos   ;·)